10.MAY.2017 / M. Marco (Valencia)

El cine sigue vivo
Siete de la tarde en los cines Kinépolis. Ya no hay sitio para más coches, aparcar se ha convertido en toda una odisea. Pero después de dar muchas vueltas al interminable parking y con un golpe de suerte, por fin, conseguimos aparcar. El centro de ocio está más lleno que nunca, al pasear por él se respira un ambiente distinto a lo habitual, un ambiente de alegría, de felicidad. La razón, el bajo precio de las entradas de cine (2’90€).
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Parejas, familias, grupos de amigos, todos han buscado algún hueco en su agenda para acudir a los días más esperados por la gente que ama el cine. Da igual que sea lunes, martes o miércoles porque estos tres días los amantes del cine estamos de suerte, y no hay nada ni nadie que pueda impedirnos ir a disfrutar de una buena película.
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Muchos pensaban que el cine estaba muerto, pero el éxito de este proyecto que se empezó a realizar en 2009 ha demostrado que lo que pasa no es que a la gente no le guste el cine, sino que el verdadero inconveniente son los elevados precios a los que se encuentra esta industria. Un precio que pocos se pueden permitir y que tiene mucho que ver con el 21% de IVA cultural que se impuso el año 2012. Cualquiera que haya tenido la oportunidad de acudir estos tres días (8,9 y 10 de Mayo) a algún cine cercano, se habrá dado cuenta de que el cine sigue vivo.
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Esta vez han acudido 64.000 personas menos con respecto a la edición celebrada en otoño del año pasado. El sol y el buen tiempo es el principal responsable de este descenso de espectadores. Aún así, un total de 935.000 espectadores han aprovechado la oportunidad.
En estos tres días de cine, cuesta encontrar una sala en la que haya alguna butaca libre, prácticamente todas están ocupadas por personas a las que les gusta disfrutar de una buena película en buena compañía. Así da gusto, no recordaba el día en el que vi por última vez una sala tan llena. Es entonces cuando pensamos si tal vez llegue el día en el que el cine se convierta en un ocio accesible para todos y no en un privilegio para la minoría. Hasta entonces, solo queda aprovechar estos pequeños “regalos” que el mundo del cine hace a los que como yo, somos y seremos amantes del séptimo arte.